Acabo de ver Tren de noche a Lisboa, de Bille August, y me ha gustado, pero me quedo con Jeremy Irons. Está impecable. Me enamoré de él cuando le vi en Retorno a Brideshead y le he seguido desde entonces. Me cautivó en La mujer del teniente francés, me impresionó en la Casa de los espíritus, me emocionó en Herida, me dio profunda lástima en Lolita y así podría seguir indefinidamente hasta la eternidad.
En esta película es un profesor mayor que de pronto, por un azar, al descubrir un libro misterioso de un autor desconocido, lo deja todo y se embarca en un tren rumbo a Lisboa para investigar y vivir la pasión de esta historia que le intriga y le conmueve profundamente.
Así se entrecruzan las dos historias del pasado y del presente, pero yo prefiero la de Jeremy.
La escena final en la estación del tren es preciosa. Ver su mirada tímida y vacilante, su rostro preocupado e indeciso, me inspira una increíble ternura. No sé qué vas a hacer, Jeremy, ¿vas a marcharte o te quedas? Hagas lo que hagas, por favor, llévame contigo.
Julia Lasagabaster
Tren de noche a Lisboa
Fotografías tomadas de internet
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