jueves, 24 de julio de 2014

Encuentro

Copa
Óleo sobre cartón
Julia Lasagabaster


En lo más hondo del bar
Ella se sienta en una mesa
Él en otra
Beben y a veces
Levantan tímidamente
La vista de sus libros
Se miran

Palabras de las miradas
Sobre el murmullo de las palabras

Hay mil posibilidades
Mil sueños
En la próxima respiración
Piensa él
En la próxima canción
Se dice ella

Cada uno imagina
La historia del otro
Flotan las luces sin estallar
Suaves de penumbra muriendo

Hay mil posibilidades
Mil sueños
Sólo una vida

Julia Lasagabaster



jueves, 17 de julio de 2014

Luminar


Ojo luminar
Fotografía
Julia Lasagabaster

En nuestra anterior conversación de dos haikus con una foto de Eneko los poemas se contradecían pero curiosamente se complementaban. Esta vez cuando le pedí que "arreglara" mi foto dijo que la imagen ya lo decía todo y en vez de "arreglarla" le escribió un poema, precioso, que también curiosamente, responde al mío. El título, "Luminar", es suyo, lo compartimos.

Julia:

No puedo liberarme
de la mirada que traspasa fronteras
Que traspasa los siglos
Y la tristeza

Veo al árbol y digo
Me gustaría ser como tú

Veo al río y digo
Me gustaría ser como tú

Cortan el árbol
Y no dice nada

Ensucian el río
Y el río calla

Vuelvo a casa y me siguen
El árbol y el río
Y el ojo de la noche
¿Por qué clama entonces mi corazón?

Julia Lasagabaster


Eneko:

Creo que puedo decir algo 
y no sé qué decir.
La palanca de la vida aprieta con fuerza,
como ayer.
Como el ayer de ayer.

Más vale no decir palabra.
El ojo luminar si habla: "estás de paso".
No soy quién para decir nada.

Pero el aire plateado no es triste,
no es frío, 
no asusta.
Aunque estés solo.

Ahora tú:
leche reflectante te empapa el pecho.
Sin saber muy bien qué pensar
decides no lamentarte.
Decides estar bien.
Mientras la luz te observe.
Mientras el fuego se desparrame
pletórico de promesas.
Tan cerca de ti.

El árbol caído forma el ángulo adecuado.
La luna se coloca en su sitio.
Una vez. Otra vez. Y otra.
La noche oscura precede al día.
Ayer y hoy no son nada.

Luego, la bruma desaparecerá.
Mil alfileres te traspasarán el alma,
esta vez, sin importarte.
Y también mañana.
Y el mañana de mañana.








sábado, 12 de julio de 2014

Rostros




Cada año sacaba una fotografía de su rostro. Cada año su rostro podía contar una historia más. El paso del tiempo confería a su rostro una nueva cualidad, a través de una nueva arruga, quizás. Hasta que se hizo vieja. Hasta que las fotos se las sacaba una nieta. Antes de morir, le dijo, sácame una última foto. Su nieta, mirándole con los ojos brillantes, respondió: abuela, estoy segura de que estarás tan bella como en todas las demás.

Julia Lasagabaster


Las imágenes pertenecen a rostros del siglo pasado, años 90, en óleo sobre papel.
































































Julia Lasagabaster







jueves, 10 de julio de 2014

Cuaderno de primavera

El verano me ha atrapado sin darme cuenta. La primavera se fue silenciosamente. Dejó estos dibujos y 
haikus, escritos de marzo a junio.







Lluvia de primavera
Agua frío
Deshielo

Sin vestido
Abandonada desnudos
cuerpo y alma






Mar en calma
di cómo puedo
dejar de amar

Pasos en la arena
no os alejéis
si me acerco






Hacia mí vienen
las huellas
de quien se va

Hacia mí vienen 
las olas
Sólo puedo mirarlas






Se pierde una nube
¿Qué le importa
al cielo?

Diamantes efímeros
Belleza fugaz
Gotas de lluvia






Arcos del puente
Atraviesa el río
cuevas azules

Cruzan las miradas
Los dedos dibujan
un cuerpo desnudo






Árbol que florece
Esperándote
estoy contigo

La primavera derrite
el azul
de los ojos de hielo






Fin de semana primaveral
Todo floreciendo
Y mi soledad






Entre colores te veo
por el rabillo
del ojo

Se enreda en la cama
Sábana de la noche
Buscándome





Posaba para ti
Bajo tu mirada
Mi cuerpo azul






Mis ojos te acarician
Dibujamos
¿En qué piensas?






Dulce despertar
En la memoria
El olor de tu pelo

Ese instinto mío 
que me domina
Tu perfume






¿Te vas?
Déjame aquí
Me voy cuando quiera

Qué estoy diciendo
Palabras dibujadas
sobre un papel

Sintiendo tanto
Mira
Sin sentido común






Sueño que vienes
Despierto
Con la pena insondable






Emerges de las profundidades
como un animal
sediento de luz

Escapas de la noche
Y la oscuridad
te persigue






Alma errante
¿Qué harás
si ya no existe el amor?







Con una línea blanca
rompe
dos trozos de azul

Con una línea
blanca
el cielo se ha partido






Las gaviotas se dejan
llevar
por la corriente azul

Viajan por el azul
Nadie
Sólo blancas nubes






Dice la verdad
Silencio
Y no se calla

Si vas a mentir
Palabra
No hables






Julia Lasagabaster








martes, 1 de julio de 2014

Prometo serte fiel

El corazón en su cárcel
Gouache y tipex
Julia Lasagabaster

Despertó aquella mañana con un extraño a su lado. Parecía ser su marido y se comportaba como tal, pero algo había cambiado. Ya no era el mismo.
Ella siguió su rutina de todos los días, un poco ensimismada por las sensaciones de su intuición y la ingenua razón que le dictaba el camino a seguir: el camino de todos los días.
Pero aquella mañana hizo algo diferente. Estaba sola, abrió su joyero y empezó a sacar del fondo algunas joyas que él le había regalado y ya nunca se ponía. Al notarlas entre sus dedos, el tacto de su fría tibieza le transportó a tiempos diferentes; cada una le susurró la historia de su instante más feliz.
Escogió unos pendientes de plata. Tenían forma de hoja. Estaban muy sucios y ennegrecidos. Los limpió cuidadosamente y se los puso.
Cuando él llegó a casa le preguntó: ¿te acuerdas de cuando me los regalaste?. Él sonrió un poco embarazado, con la mirada huidiza. Aquella mirada le provocó una indescriptible curiosidad. No sabía que extraña sensación se estaba apoderando de ella. Se sentía de pronto enormemente atraída por él, porque era como si fuese otro.
Por la noche hicieron el amor y estaba más excitada que nunca. Turbó su cuerpo como no lo había hecho hacía tiempo, sintiéndose culpable porque no podía liberarse de la impresión de estar siéndole infiel con el extraño en el que él mismo se había convertido.

Julia Lasagabaster