domingo, 4 de abril de 2021

Final de trayecto, poesía de Kepa Lucas

Tras una charla con Kepa Lukas y después de leer su libro Final de trayecto, siento por partida doble que la poesía no está en venta. Kepa es uno de los pocos románticos que quedan, como yo, y no me avergüenzo de decirlo, al contrario, me enorgullezco de que sea como es, y de que lo principal para él sea ser libre, como sus versos, y caer suavemente en unas manos que los aprecien y los amen.

Quién necesita la labor de un artista y poeta que no sale en los medios ni está dispuesto a salir. “Intento hacer todo lo posible para que mis poemas no me reconozcan”. Respuesta: Alguien que quiera recoger el testigo de un testimonio auténtico, quien quiera dar un paseo por la belleza y aprender un poco más de la vida, a través de una mirada pintora profundamente plástica y existencial.

Dice Emilio Varela Froján en el prólogo que “una poética de lo frágil y de lo efímero tiene sentido: “mi mayor fuerza es no resistir”. Una lírica de “las horas sin pulso”, de las causas perdidas.”

¿Es la poesía sólo para los amantes de las causas perdidas? “La poesía es un regalo para mis amigos”, dice Kepa. Kepa y yo no tenemos remedio. Pertenecemos al club de los ingenuos que clausuró hace tiempo. Y aún no lo hemos abandonado, porque “Tu ausencia ha esparcido semillas de ti” y porque “¿Quién te ha hecho, pese a todo, irrenunciable?”

El artista siempre se mueve en terreno movedizo, entre el deleite y la derrota; al decir de los japoneses, navegando sobre un “mundo flotante”, y su recreación en él, germen de la creación, le salva hasta el próximo hundimiento.

Avanzado el milenio gente como Kepa y yo vivimos desolados en plena decadencia, en pleno fin de siècle. Creo que Kepa estará de acuerdo con esta afirmación. Lo que no sé es si coincidirá conmigo en que en la vida y en el arte, decir Final de trayecto significa cerrar un viaje, pero todo fin lleva consigo un renacimiento, el inicio de un nuevo camino y sus consiguientes recreaciones, que aunque no culminen en creaciones materiales, nos regalarán aún mucho placer y vida antes de morir, por viejos que seamos.

Final de trayecto es una antología de poemas escritos entre los años 1980 y 2020, poemas surgidos de lo más profundo de la vivencia, del sentimiento o de la idea en carne viva, cada uno con su propia alma, que entran y se quedan, tras haber llamado tímidamente a la puertita del corazón del lector. Estos son algunos de los que he elegido, difícil elección dada la calidad de sus versos.

Hay que empezar otro viaje, Kepa, porque "tu compañía mejora la realidad".


Julia Lasagabaster


MIS MANOS

Tú lo consigues.
En tu espalda desnuda
mis manos se buscan
y se acarician.
Cuando te abrazo
mis manos
se reconcilian.


LOCURA

Bésame azul, boca del cielo,
destrúyeme en tu luz y concédeme sosiego,
déjame morir de dolor
si el sufrimiento trae olvido.
Mar, hiedra, muro, montaña,
tenéis que ayudarme a mantener el equilibrio.
¿Quién te ha hecho, pese a todo, irrenunciable?
Te veo por los caminos que nunca pisamos juntos,
eres esa primavera ajena
que pese a mi angustia me rodea cada día,
allá donde miro estás,
si cierro los ojos apareces.
Tu ausencia ha esparcido semillas de ti.


POEMA CIUDADANO

En verano aprendo las mareas
y siempre hay arena dentro de mí.

La espuma de las olas atrapa el rosa
de la tarde tambaleante,
los cascos de la policía dispersan
los tonos rojos del atardecer.
Suben por la rampa de la playa
mujeres que huelen a coco.
¿La gente se divierte
o simplemente se lo pasa bien?

Luego me agarro de tu brazo,
noche cultural.


LUNA

La luna ha decidido repartir riqueza.
Ha reventado la caja fuerte de la noche
y un perfil de plata delata a las sombras.
La distancia se pierde en caminos de titanio,
estelas de diamantes atraviesan los charcos.

Llega el día con el resto de la fortuna
a darnos el salario mínimo de belleza:
monedas de trébol y rocío sin quilates.


FRÍO

Voy atravesando el frío,
llama gris de la mañana,
la niebla me inclina
hacia la seda temblorosa
que agitan las orillas del río,
agua turbia, cielo estéril,
me paro en mitad del puente
para vencer la duda
de seguir cruzando.


DECADENCIA

Momentos radiantes de orden y de consuelo,
el sol se colaba entre frondosas preguntas,
si había cielo azul no había circunstancias, 
un entusiasmo salvaje aplastaba las dudas.

Instantes fugaces que caen en la noche inmensa
¿Por qué es tan bella la visión de lo perdido?
Esa línea de Meta, en el Estadio del Tiempo,
que la cruce mi final antes que mi olvido.


Kepa Lucas




martes, 24 de septiembre de 2019

Cómo salir del palimpsesto de Ángela Serna





Ayer leí de un boleo "Cómo salir del palimpsepto" de Ángela Serna, libro hermano. Antes de nada, perdón a su autora por este pequeño despropósito.


Palimpsesto. A los poetas normalmente les gusta escribir esta palabra y a los artistas mirarla.


Si la buscas en el diccionario encuentras esto: del griego antiguo, significa "grabado nuevamente". Se refiere a un manuscrito que conserva huellas de otra escritura anterior en la misma superficie, pero borrada expresamente para dar lugar a la que ahora existe.


Y desde aquí la puerta se abre al arte y al magnífico azar.

Los poetas y los artistas juegan con las definiciones para copiarlas, interpretarlas o transformarlas. 

Ambas opciones pueden llegar a constituir verdaderos laberintos a cada cual más penetrable dependiendo directamente de la capacidad imaginativa, emotiva y pensadora. 

Palimpsestos de ideas. 

Cómo encontrar el camino.

Ayer penetré las profundas raíces que llegan al subsuelo y luego remonté por el tronco del árbol y volví a surgir a través de las ramas y llegué tan arriba que temí ser absorbida por los espacios oscuros entre las estrellas.

Me perdí dentro del incesante fluir de la savia del tiempo, subiendo con las olas rebeldes que salpicaban de espuma las nubes.

Caer otra vez.

"Descender es sólo un alto
necesario en el camino", dice Ángela

Entonces.

Sumergirte con el mar en el reflejo del cielo.

Sumergir. Buscad vosotros ese significado.

"El paso de tu nombre
por mi ausencia."

Gracias.

He encontrado la salida y no sé si quedarme en el laberinto. 
Siempre hacia la inconsistencia de la frontera entre la realidad y el sueño.

Trazo el dibujo escuchando la canción silenciosa que permanece bajo la superficie.

Palabras sobre las hojas y hojas sobre las palabras.

"éramos tú y yo
luego sólo yo
y el tiempo que confunde todo..."

Mientras el viento despeina los cabellos.
Al artista se le ocurre peinar el viento
Al poeta se le ocurre que

"al aire lo que es del aire.
Al mar lo que es del mar"

"El mundo se derrumba y tú...
Por fin te das permiso para volar."

Azahar


Julia Lasagabaster


"Cómo salir del palimpsesto" de Ángela Serna
Publicado por L.U.P.I. (La Única Puerta a la Izquierda)
PRIMERA EDICIÓN: septiembre 2019
Textos: Ángela Serna
Ilustraciones: Koldo Gojenola
Introducción: Elsa López
Cubierta: Francisco Serrano Díaz
Diseño: Juanje Sanz
Colección biblioteca incÖmpleta



jueves, 12 de septiembre de 2019

Retorno al pasado

Llegas a un pueblo tranquilo. Sólo quieres vivir en paz y huir de un escabroso pasado. Aunque en el pueblo eres un extraño, consigues la calma que anhelas y el amor de una mujer que nunca hubieras osado soñar. Pero el pasado vuelve un día. Te encuentra y te reclama. Hay una deuda que tenías pendiente. Otra mujer oscura que te obsesionaba. Y sabes que si no retornas para pagarla, esa deuda te perseguirá para siempre. Así que vuelves a ponerte en peligro para zanjar el pasado y poder seguir con esa vida sosegada junto a la buena mujer que cree en ti y te ama. ¿Cómo acabará todo? No seré yo quien lo desvele. Pero no puedo dejar de mencionar la maravillosa escena final, en la que el chico sordomudo, un personaje muy secundario en la película, adquiere la máxima relevancia al responder a la pregunta clave con la sabiduría de la respuesta necesaria para pasar página y seguir viviendo.

Julia Lasagabaster


jueves, 5 de septiembre de 2019

La revolución dormida



Es complicado contar una historia en forma de poesía, aunque yo entienda la poesía como historia; historia de los adentros, de lo sentido, de lo íntimo, de los sueños.
Cada paseo, cada desengaño, cada entusiasmo, cada chispa de sabiduría intuitiva por el solo hecho de ver volar una hoja de otoño tan pequeña, tan frágil y tan unida al todo; puede ser contado e incluso hacer que la otra mirada, la otra intuición del lector, completen el enigma bajo la luz de cada propia experiencia de vida.
Quiero sentir esa conexión rememorando la contención y el temor que durante largo tiempo formaron parte de mí. La pasión, apagada como la revolución, dormía en lo más recóndito de mis venas y quería despertar.
Sentí su invasión profundamente pena por pena, amor por amor, a lo largo de meses, de años, hasta la rotura del dique, que fue catástrofe, pero sobre todo, liberación.
Quiero que brote, al fin, a la superficie, el río subterráneo de la poesía.

Julia Lasagabaster




El libro de poemas ilustrado con grabados "La revolución dormida" se presentará en la feria Edita Nómada, en Bilbao, el día 21 de septiembre.

Publicado por: LUPI (La Única Puerta a la Izquierda)
PRIMERA EDICIÓN: septiembre 2019
Textos: Julia Lasagabaster
Ilustraciones: Julia Lasagabaster
Prólogo: Carlos Roldán Larreta
Fotografía de solapa: Eneko Etxebeste
Diseño: Juanje Sanz
Colección: colección biblioteca incÖmpleta/05

jueves, 13 de septiembre de 2018

Domingo en la galería

Apunte a pluma
Julia Lasagabaster



El domingo por la mañana era mi último día de trabajo de la semana en la galería de arte. Tomaba siempre el mismo tren a la misma hora en la misma estación. Tenía el aliciente de un buen desayuno en aquella cafetería con solera en la que todavía servían camareras con uniforme, del delicioso brioche y mi mesa solitaria.

Tenía el aliciente de que sólo me quedaran unas horas para ser libre y hacer lo que me diera la gana cuando saliese, aunque también temía al vacío que pudiera sentir.

Mientras bebía el café con leche observaba a la gente. En la mesa de al lado un padre hablaba a su niño cariñosamente mientras desayunaban. Una pareja reía al fondo. La camarera simpática que solía atenderme se preguntaba seguramente por qué yo venía sola todos los domingos. No era un misterio. Era por trabajo, pero nunca se lo dije.

Terminaba y me dirigía hacia la galería. Pasaba por el parque bajo los árboles floridos de primavera. Al mismo tiempo miraba hacia arriba, como si formaran un pasillo hacia otro mundo.
Llegaba y abría la reja con la llave, luego la puerta mecánica de cristal. Me cambiaba para el público y preparaba los vídeos, las luces, la máquina de medir la humedad. Me sentaba en mi puesto y sacaba el cuaderno para apuntar el número de visitantes, que solían ser muy pocos.

Siempre, hasta el último día, conservé la esperanza de que la puerta de cristal se abriese, y entrase él.


Julia Lasagabaster



viernes, 18 de agosto de 2017

La Catedral del Mar

Interior de Santa María del Mar, Barcelona.


Hubo un tiempo en que los hombres construían catedrales. Querían acercarse al cielo, al silencio del bosque, al reino de la luz penetrando entre la espesura. Hubo un tiempo en que los hombres creían en algo más allá. Ese algo, ya sea Dios, Espíritu, Alma, Belleza, Magia, sea lo que sea, nos hace sentir mejor y nos eleva. Y se cuela por los ojos y por las ventanas en una mañana sofocante de verano, como el mar dentro del refugio de piedra de nuestro corazón, poco a poco, dentro a dentro, lentamente, con su frescor.

Julia Lasagabaster

domingo, 19 de febrero de 2017

Invierno detenido

Invierno detenido
Julia Lasagabaster

Construimos sobre lo que ya existe. Viviendo en el perpetuo cambio. Sobre la ciudad helada nuestros pasos que esperan. Captamos la instantánea. Y lo único fugaz que permanece. El atardecer rosado. La luz de invierno. El calor de la esperanza.

Julia Lasagabaster