Me encanta este director francés, François Ozon. Aún tengo
en los labios el sabor de “Dans la maison”, una película sorprendente e
inquietante de principio a fin, una de las mejores que he visto jugando con la
realidad y la ficción.
Esta vez nos habla de una perversión con la que la mayoría
de las mujeres hemos fantaseado alguna vez, de la adolescencia, del
descubrimiento, de la curiosidad, encarnados por una joven protagonista frágil
y sensual, decidida y ambigua, cálida y enigmática. Nos habla de las fronteras
que en todas las edades atravesamos: con ingenuidad, con hipocresía o valentía.
Y de las que no nos atrevemos a traspasar, o sólo en sueños. Nos habla de nuevo
del cruce entre realidad e imaginación: es clave cuando la protagonista dice
que en el momento en que todo está sucediendo no siente especialmente, ella
siente cuando planea, cuando rememora, cuando imagina.
Otro momento crucial de la película es la escena de la playa
en la que sale de su cuerpo para mirarse, asombrada de lo que le está
sucediendo a ella misma. El espectador también observa buscando descubrir
motivos, tratando de adivinar que se esconde en el mundo interior de esta Belle
de Jour, su porqué. Y se queda pensando. Porque los mundos interiores son un
misterio.
Julia Lasagabaster
Hola tiene que ser bonita
ResponderEliminarMe voy al Moncayo, no veré la película aunque tiene que ser buena
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