jueves, 26 de junio de 2014

La ardilla roja

Me encanta mi tocayo el director de cine Julio Medem. Su sensibilidad y sus películas me tocan y es difícil elegir una para hablar de ella. He elegido esta y diré por qué. En su momento no tuvo excesivo éxito ni buena crítica. Pero no hay que fiarse ni de lo que te digan, ni de lo que leas, y ni siquiera de lo que veas. Ni siquiera de mí, que soy muy de fiar. Precisamente en este juego anda la película, y por eso precisamente me gusta. Aún cuando algo dramático te esté ocurriendo, es increíble la capacidad del ser humano para seguir adelante, intentar sobrevivir inventando sobre la marcha, seguir jugando en cuanto se presenta la oportunidad. Es gracioso, muchas veces cuando estaba deprimida la he visto como si fuera una pastilla contra la depresión. Tiene varias cosas que me atraen: un argumento original, un no saber por dónde saldrá, unos momentos de humor mezclados con otros de tensión emocional, y un sentirme identificada con las casualidades y los sentimientos que se entrecruzan y pasan. Como habéis visto, no he hablado para nada del argumento, ni de los personajes, ni del lugar (también muy cercano para mí). Muchos ya la conoceréis y sabéis de lo que hablo. Y los que no, qué suerte, aún os queda la sorpresa. Lo que más odio de los críticos es que te destripen las películas.

Julia Lasagabaster

Imágenes de La ardilla roja de Julio Medem, 1993. Tomadas de internet

Lo mejor es jugar


¿Qué hago?


Amarte


Recordando su tacto



Un escalofrío


¿Dónde se encuentra?



Entre dos hombres


Mirando dormir


¿Me engañas?


Ojos azules





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