lunes, 12 de enero de 2015

Georges de La Tour: el pintor misterioso

Magdalena penitente, Wrightsman Collection
1625-1650


A veces leemos la biografía de algunos artistas y curiosamente, después de hacerlo más misteriosos nos parecen. Georges de La Tour es uno de ellos. Es uno de los más importantes pintores tenebristas del barroco francés, pero fue olvidado durante varios siglos hasta resurgir a finales del siglo XIX gracias a varios investigadores del arte que dieron luz de nuevo a su obra. Sus pinturas navegan entre la realidad de la época y las escenas religiosas y místicas que evocan. Nos recuerdan a Caravaggio, pero no hay constancia de que viajase a Italia para conocerle, ni ningún testimonio sobre su inspiración; sólo se puede conjeturar a partir de datos muy objetivos de su vida, como su nacimiento en Lorena, su matrimonio, su descendencia, los aprendices que pasaron por su taller y la considerable posición que tuvo, ya que es mencionado como pintor real.

Pero sus cuadros dicen mucho más. Maestros en el juego entre la luz y la sombra, y perfectos en el equilibrio de su composición. La oscuridad que domina en ellos se entibia poco a poco y los personajes se acercan a nuestros ojos iluminados por una luz natural: una antorcha, un candil, la llamita de una vela. Diría que el alma se nos queda enganchada en esos escenarios y que la mirada pasea tranquilamente tratando de discernir donde comienzan y acaban los contornos. La atmósfera tiene algo de grandioso y sublime, de estar a solas con nuestro ser y a la vez involucrados en un mundo que siempre podemos contemplar pero nunca habitar.

Julia Lasagabaster


Obras de Georges de La Tour, prodigios de la mística geometría con la que se construye el universo.  



El recién nacido
1645-1648




San Sebastián cuidado por Santa Irene
1634-1643





María Magdalena
1636




La candela
1630-1635




San José
1642





Job
1630




El sueño de San José
1640




Leyendo a la luz de una vela
¿A escondidas?
Mágico





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