Magdalena penitente, Wrightsman Collection 1625-1650 |
A veces leemos la biografía de algunos artistas y
curiosamente, después de hacerlo más misteriosos nos parecen. Georges de La
Tour es uno de ellos. Es uno de los más importantes pintores tenebristas del
barroco francés, pero fue olvidado durante varios siglos hasta resurgir a
finales del siglo XIX gracias a varios investigadores del arte que dieron luz de
nuevo a su obra. Sus pinturas navegan entre la realidad de la época y las
escenas religiosas y místicas que evocan. Nos recuerdan a Caravaggio, pero no
hay constancia de que viajase a Italia para conocerle, ni ningún testimonio
sobre su inspiración; sólo se puede conjeturar a partir de datos muy objetivos
de su vida, como su nacimiento en Lorena, su matrimonio, su descendencia, los
aprendices que pasaron por su taller y la considerable posición que tuvo, ya
que es mencionado como pintor real.
Pero sus cuadros dicen mucho más. Maestros en el juego entre
la luz y la sombra, y perfectos en el equilibrio de su composición. La
oscuridad que domina en ellos se entibia poco a poco y los personajes se
acercan a nuestros ojos iluminados por una luz natural: una antorcha, un
candil, la llamita de una vela. Diría que el alma se nos queda enganchada en esos
escenarios y que la mirada pasea tranquilamente tratando de discernir donde
comienzan y acaban los contornos. La atmósfera tiene algo de grandioso y
sublime, de estar a solas con nuestro ser y a la vez involucrados en un mundo
que siempre podemos contemplar pero nunca habitar.
Julia Lasagabaster
Obras de Georges de La Tour, prodigios de la mística geometría con la que se construye el universo.
Julia Lasagabaster
Obras de Georges de La Tour, prodigios de la mística geometría con la que se construye el universo.
El recién nacido 1645-1648 |
San Sebastián cuidado por Santa Irene 1634-1643 |
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